Ácaros traqueales/acarosis
El ácaro parasitario Acarapis woodi causa la acarosis en las abejas melíferas, infestando las tráqueas de la abeja adulta, perforando la pared traqueal y alimentándose de la hemolinfa de la abeja.
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Identificación de la acarosis
Los ácaros traqueales son invisibles al ojo humano, ya que miden tan solo entre 125 y 174 micrones, y solo pueden ser vistos con un microscopio. Tienen forma ovalada y son de color blanco translúcido.
Las abejas adultas pueden ser vistas arrastrándose en el suelo o en la hierba frente a las colmenas en colonias altamente infestadas. Esto puede sugerir que, más que únicamente plaga del ácaro traqueal, también existe la presencia de otras enfermedades.
Para comprobar si hay infección se decapita a las abejas adultas y se retira el collar protorácico con un bisturí. De este modo se puede inspeccionar la tráquea torácica. Al teñirla, la tráquea de la abeja melífera infestada se mostrará de color marrón o con costras negras. Incluso puede mostrarse completamente negra, dependiendo del nivel de infestación Las tráqueas no infestadas y sanas mostrarán un aspecto transparente y de color ámbar claro (Delfinado-Baker, 1984).
Cómo se expande la acarosis
Los ácaros traqueales hembra entran en el primer espiráculo torácico de la abeja melífera joven y pone entre 5 y 7 huevos. Los huevos eclosionan en 3-4 días. La larva de seis patas pasa de su fase ninfa a macho adulto en 11-12 días o a ser un ácaro hembra adulto en 14-15 días (Morgenthaler, 1931).
Se aparean en el interior de la tráquea, donde los ácaros se desarrollan posteriormente. Las hembras embarazadas abandonan posteriormente la abeja a través del espiráculo y se acoplan a las puntas del vello corporal de la abeja. Cuando otra abeja entra en contacto, se transfieren al nuevo huésped y lo infestan de nuevo a través de los espiráculos.
Tratamiento de la acarosis
La primera medida que los apicultores deben tomar es la cría selectiva de abejas para luchar contra los ácaros traqueales. Las abejas Buckfast, por ejemplo, son conocidas por ser altamente resistentes a este tipo de ácaro, mientras que las variantes de Nueva Zelanda son muy susceptibles a él.
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